Nevus

Los nevus, comúnmente conocidos como lunares, son crecimientos pigmentados en la piel formados por células llamadas melanocitos. Estas células producen melanina, el pigmento responsable del color de la piel.

Color y Forma: Los nevus pueden variar en color desde marrón claro hasta negro, y su forma puede ser plana o elevada. También pueden ser redondos, ovalados o tener formas irregulares.

Tamaño: Los nevus pueden tener diferentes tamaños, desde pequeños puntos hasta más grandes, aunque la mayoría suelen ser pequeños.

Bordes: Los bordes de un nevus pueden ser regulares o irregulares. Los bordes irregulares pueden indicar la necesidad de una evaluación más profunda para descartar cambios potenciales.

Nevus Congénitos: Presentes al nacer, estos lunares pueden variar en tamaño y forma.

Nevus Adquiridos: Desarrollados después del nacimiento, estos lunares pueden aparecer en la infancia, adolescencia o más adelante en la vida.

Nevus Displásicos: Lunares que pueden tener características atípicas y un mayor riesgo de convertirse en melanoma.

Autoexamen: Es importante realizar autoexámenes regulares en los niños para observar cualquier cambio en el tamaño, forma, color o bordes de los nevus existentes.

Consulta Médica: Si hay cambios notables en un nevus o si aparecen nuevos lunares, es importante buscar la opinión de un dermatólogo para evaluación y posible biopsia.

Exposición al Sol: La exposición excesiva al sol puede aumentar el riesgo de desarrollar nevus y también se asocia con un mayor riesgo de cambios atípicos.

Genética: La predisposición genética puede influir en la cantidad y tipo de nevus que una persona desarrolla.

La consulta con un dermatólogo es esencial para la evaluación de los nevus, especialmente si hay cambios en su apariencia. La detección temprana de cambios sospechosos puede ser crucial para la prevención y el tratamiento temprano de posibles problemas cutáneos.